Seguramente alguna vez tu hijo, sobrino o nieto te ha planteado la siguiente pregunta: ¿de dónde viene el agua que llega al grifo de casa? Todos sabemos que disponemos de agua en casa gracias a una red coordinada de esfuerzos. Pero, ¿conocemos cuáles son las fases por las que pasa el agua para llegar hasta nuestras casas? A lo largo de este artículo explicaremos en qué consiste este proceso.
Proceso de vida del agua desde su captación
1. Captación
El agua que consumimos en casa viene de los ríos, manantiales y pozos. En los pueblos costeros, donde el agua es un recurso escaso, se usa el agua del mar filtrada en las plantas desalinizadoras.
2. Potabilización
El agua que se capta de la naturaleza generalmente no es apta para el consumo humano por lo que se llevan a cabo diversos tratamientos físicos, químicos y microbiológicos para que alcance la calidad adecuada.
3. Transporte y almacenaje
El agua se almacena en grandes depósitos para posteriormente ser transportada a través de cañerías hasta las zonas urbanas o rurales.
4. Distribución
El agua que recorre las cañerías abastece a las viviendas, hospitales, escuelas, empresas, etcétera. El centro de control y las estaciones remotas garantizan la calidad y la cantidad de agua durante todo el suministro.
- Centro de control
Desde este lugar se aumenta o disminuye el suministro de agua a toda la red para adaptarla a la demanda. El centro de control recibe información sobre el consumo y las anomalías de las diferentes estaciones remotas.
- Estaciones remotas
Las estaciones remotas controlan la calidad del agua en todo su recorrido y corrigen su composición de manera que la potabilidad quede siempre garantizada.
5. Consumo
El agua ya está en tu grifo con total garantía de calidad y cantidad. Puedes usar un equipo descalcificador u ósmosis inversa para optimizarla aún más.
6. Alcantarillado
El agua que usas en casa pasa a ser agua residual y se recoge en el alcantarillado de la ciudad para conducirla hasta las estaciones depuradoras.
7. Depuración
Se eliminan las impurezas acumuladas en el agua usada. La depuración reduce al mínimo los riegos ambientales y permite reutilizar parte del agua para usos secundarios.
8. Reciclaje
Se revalorizan los residuos generados por el proceso de depuración tales como biogás, lodos y el agua regenerada o depurada, la cual se aprovecha en la agricultura, la construcción, la limpieza urbana, etcétera.
9. Restitución al medio natural
El agua depurada o regenerada que no se aprovecha se devuelve al medio natural y se vigila que su estado no altere los sistemas naturales donde desemboca.
Ahora que ya sabemos de dónde viene el agua que llega a nuestro grifo, sería conveniente repasar cuáles son los hábitos de consumo más extendidos en los hogares. Hay que decir, primero de todo, que aunque estemos acostumbrados a que salga agua al abrir el grifo, este es un gesto que muchas personas en el mundo aún no se pueden permitir. Por mucho que la ONU reconozca el acceso al agua potable como un derecho universal, aún hay hoy en día millones y millones de personas que no gozan de este acceso directo a agua potable.
Según las Naciones Unidas, toda persona debería tener una fuente de agua potable a una distancia menor de 1 kilómetro. Además, establece un rango de entre 100 y 50 litros de agua por día y persona para que la ciudadanía pueda llevar a cabo sus necesidades diarias y garantizar la higiene y la salud pública.
En realidad somos unos privilegiados al poder contar con consumo de agua potable en casa, independientemente de que la calidad de la misma no sea en ocasiones la que esperamos o merecemos. Para que al abrir el grifo salga agua potable hay todo un proceso muy largo y extenso, en el que intervienen muchas personas y agentes. Gran parte del importe que pagamos en nuestra factura del agua corresponde en realidad al mantenimiento de todas infraestructuras y servicios que permiten que podamos tener agua potable en casa.
Reducir el consumo de agua manteniendo la calidad de vida
Tradicionalmente se había considerado el consumo de agua como un indicador de la buena marcha de la economía y de la industria de un país. Se entendía que a mayor gasto de agua más actividad económica y mayor bienestar tenía el conjunto de una sociedad. Pero los tiempos están cambiando. Todos los países, incluso aquellos que no tienen problemas de acceso al agua, están realizando esfuerzos para reducir el consumo de agua.
Por ejemplo, en la ciudad de Barcelona, el consumo de agua por persona y día está alrededor de 100 litros diarios. La cantidad ha bajado bastante en los últimos años. Según Aguas de Barcelona, es la ciudad europea donde se ahorra más agua, junto con Bruselas y Copenhague. Entre factores que explican este fenómeno están por un lado la reducción de la demanda fruto de un consumo mucho más inteligente, y por otro, la mejor gestión.
Según un estudio realizado por la Fundación Aquae, entre los años 2007 y 2013 el consumo de agua potable en España cayó alrededor del 12%. Parte de la reducción vino originada por la crisis económica, pero los autores del estudio también señalan que hay un factor fundamental que explica el descenso: la mayor concienciación social. En este sentido se demuestra la eficacia de las campañas que diferentes administraciones han realizado para mentalizar a la población de que es necesario reducir el consumo del agua.
Hay más factores que explican la disminución del consumo del agua. Uno es el encarecimiento de la factura del agua. Las administraciones han encarecido algunos términos de la factura en los último año, en especial los cánones, tasas, impuestos, etc, de la misma manera que ha sucedido con otros suministros como el de la luz o el gas. El ciudadano ha respondido haciendo un uso más racional e inteligente del agua, concienciando especialmente a los niños para que adquieran buenos hábitos.
Electrodomésticos con programas ecológicos para ahorrar agua
Por otro lado, en los últimos años los fabricantes de electrodomésticos han volcado sus esfuerzos en conseguir modelos de lavadoras y lavavajillas con programas de ahorro energético y de agua. Los lavavajillas y las lavadoras que se venden hoy en día en las tiendas de electrodomésticos pueden ahorrar entre un 40% y un 60% de agua en comparación a los modelos que se vendían hace unos 20 años aproximadamente.
La previsión es que durante los próximos años los consumidores sigan reduciendo el consumo de agua, si bien el gran ajuste ya se ha producido y el margen de reducción es ya bastante pequeño. En este sentido será necesario que las administraciones sigan llevando a cabo campañas informativas para concienciar, especialmente a los niños, de la importancia de usar la menor cantidad posible de agua en el lavabo o en la cocina.
Algunas de las buenas prácticas para reducir el consumo del agua son cambiar la bañera por una ducha, reducir el tiempo que pasamos en el baño, instalar filtros en todos los grifos de casa, acumular ropa sucia hasta llenar completamente la lavadora, esperar a llenar el lavavajillas y no hacer ciclos de lavado a media capacidad, etcétera. Hay muchos pequeños hábitos que, puestos en práctica, nos pueden llevar a ahorrar una gran cantidad de litros en la factura del agua. Sólo hay que conocerlos y ponerlos en práctica.
Beber agua del grifo en beneficio del medioambiente
Consumir agua del grifo también supone una gran ayuda para el medioambiente. El agua embotellada siempre ha sido una buena alternativa en relación a la calidad del agua, sin embargo, consumir este tipo de agua constantemente supone un gran coste en la producción de plástico y de nuestro medioambiente.
El impacto ambiental de los plásticos en nuestro planeta es una realidad cada vez más urgente de solucionar. En los océanos, en los mares o en los bosques hay una gran cantidad de deshechos producidos con este material. Para producir 1kg de PET, el material más utilizado para producir agua embotellada, se requieren más de 17 litros de agua y 2 kg de aceite, por lo que reducir el consumo de plásticos también ayuda a reducir el gasto de agua de una manera considerable, a parte de apostar por materiales no contaminantes. A ello se le suma lo que supone transportar agua de un lugar a otro, incrementando las emisiones CO2.
Comprar y beber agua embotellada suele ser lo más común en muchas partes de nuestro país debido a que en algunas ocasiones el agua del grifo contiene sabores desagradables, malos olores y exceso de cal. Sin embargo, existen diversos equipos para el hogar, como los descalcificadores o las ósmosis, que pueden solucionar esta problemática filtrando, depurando y extrayendo el exceso de cal del agua dura, y ofreciendo un agua buena y sin coste para el bolsillo ni para el medioambiente.
Me sirvio mucho para la escuela genial