El agua ocupa tres cuartas partes del planeta. El 97,5 % es salada y tan solo un 2,5 % es dulce. Parece una cantidad pequeña, ¿verdad? Pues lo cierto es que solo un 0,007 % es potable. El resto del agua que no es salada se encuentra en forma de hielo en los glaciares, retenida en la humedad del suelo o, directamente, no se puede beber. Además, cada año es menor la cantidad por causa de la contaminación y el uso descontrolado. Es decir, se trata de un bien muy escaso. ¿Quieres saber más cosas sobre el agua y sus propiedades?
¿Qué es el agua?
El agua es una sustancia líquida que se encuentra en la naturaleza. Su composición química es H2O, es decir, está formada por dos partes de hidrógeno y una de oxígeno. En su estado puro no tiene ningún sabor y es vital para la vida humana, ocupando hasta dos terceras partes del peso del cuerpo y siendo igual de importante para el resto de los seres vivos, sean del reino vegetal o animal.
Todos los órganos del cuerpo necesitan agua. El cerebro, los músculos, el intestino, los pulmones, el corazón… en todos hace falta líquido para que funcionen. Además, contiene propiedades que la convierten en más que un simple método de hidratación.
¿Qué contiene el agua que bebemos?
El agua está compuesta por hidrógeno y oxígeno, aunque también incluye algunos compuestos que hacen que sea una fuente de minerales. Contiene sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro, azufre y fósforo, entre otros. ¿Qué consigue el agua con esta combinación de sales?
- Fortalece los tejidos. El agua y los minerales diluidos en ésta ayudan a fortalecer las partes blandas de los órganos internos y a mantener fuertes los músculos.
- Mantiene la piel sana. También es necesario consumirla para mantener la piel brillante y para la cicatrización de las heridas.
- Huesos. Los huesos también necesitan agua para mantener su resistencia.
- Limpia. Otra de las características del agua es que, al igual que ocurre fuera del cuerpo, por dentro ayuda a la limpieza. Gracias al sudor o la orina se pueden desechar sustancias tóxicas.
- Digestión. La digestión no sería posible sin una buena hidratación. Las enzimas digestivas necesitan una gran cantidad de agua.
- Sangre. Gran parte de la sangre contiene agua. Sin ésta, se espesa, pierde la capacidad de transportar oxígeno y puede causar enfermedades.
La importancia del agua libre de impurezas
Hay dos tipos de agua aptas para el consumo humano. Por una parte, está el agua que se adquiere embotellada y por otro la que sale del grifo. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra? Te explicamos en qué difieren y te daremos un truco para beber agua de la mejor calidad, aunque provenga de la red.
Agua embotellada. Se supone que, en este caso, el agua proviene de ríos, arroyos o riachuelos. Antes de su embotellamiento pasa por controles químicos que garantizan que es apta para el consumo. Asimismo, estos análisis muestran la cantidad de minerales que contiene en disolución.
Agua de grifo. A diferencia de la anterior, ésta suele provenir de embalses. Está tratada con cloro y otras sustancias para garantizar su potabilidad. Puede contener una gran cantidad de impurezas y, en muchas ocasiones, tienen mineralizaciones excesivas.
¿Cómo garantizar la calidad del agua?
Ahora que conoces un poco más sobre el agua y sus propiedades, te preguntarás cómo se puede mejorar la calidad de la que llega a casa. Es cierto que la embotellada es habitualmente buena para beber, pero hay que ir a comprarla o disponer de un equipo voluminoso con una gran garrafa en la parte superior. Pero, gracias a los productos https://www.culligan.es/tratamiento-agua-hogarde Culligan, puedes beber directamente del agua de red sin problemas. Su discreto sistema de filtración te permitirá disfrutar de un líquido puro, libre de impurezas, sin olores o sabores desagradables y con una mineralización óptima. Habla con nosotros y te explicaremos cómo puedes tenerlo en tu propio domicilio o en la oficina de tu empresa.
