Seguro que muchas veces te habrás preguntado qué nos provoca la sed. La sed no es otra cosa que un mensaje de aviso que nos lanza el cerebro para decirnos claramente que necesitamos tomar agua inmediatamente para compensar la pérdida de líquidos. Esta pérdida de líquidos se puede deber a varios motivos. Normalmente, en época de calor o cuando estamos realizando ejercicio físico, es fácil saber qué nos provoca la sed: el sudor. El componente más importante del sudor es el agua, junto con otras sustancias de rechazo como sales minerales y toxinas.
Hay otros motivos no tan evidentes a la hora de conocer qué nos causa la sed. Normalmente, en la mesa, cuando nos sentamos para comer, solemos acompañar la comida con agua. En la medida que muchos de los alimentos que comemos son salados o están condimentados con especias, su ingesta nos puede provocar sed. No sólo la sal sino también muchos condimentos como la pimienta, el pimentón, los chiles o cualquier planta o hierba picante nos puede provocar picor en la garganta y sed, por lo que beber agua es el mejor remedio para combatir la sensación de sequedad y de picor.
Pero hay otros motivos para identificar qué provoca la sed. La presión del aire también tiene efectos en la sequedad del ambiente. Tal vez te habrás dado cuenta de que cuando vuelas en avión notas que tienes un poco más sed de lo normal. Otro síntoma es la sequedad en la piel. Por este motivo es altamente recomendable que cuando vamos en avión, básicamente en vuelos de larga duración, bebamos más agua de lo habitual. Y también conviene que uses alguna crema hidratante para alimentar tu piel y combatir la sequedad originada por los cambios de la presión del aire.
El ejercicio físico y el calor provocan pérdida de líquidos
En todo caso a la hora de plantearse qué nos provoca sed, deberías saber que es imprescindible beber cada día agua -por lo menos dos litros- para poder estar seguro de que estás proporcionando a tu organismo la cantidad de líquidos que precisa para su buen funcionamiento. Deberías sabes que si no le proporcionas a tu cuerpo la cantidad de agua que necesita, estás poniendo en riesgo tu salud. Un consumo inferior de agua al que necesitas tiene muchas implicaciones negativas para tu organismo.
Si no bebes cada día la cantidad de agua y líquido que necesitas puedes sufrir varios problemas: desde la hidratación, hasta la fatiga, pasando por los problemas en tu sistema renal, la sequedad de tu piel, problemas en el aparato digestivo, etc… De todas maneras, tan malo como un consumo bajo de agua, es un exceso de consumo de agua. Si notas que tienes más sed de lo que es normal durante algunos días, deberías plantearte ir al médico y comentarle su situación para que el especialista te indique qué nos provoca la sed.
Es normal que algunas veces cambien tus necesidades de beber agua. Si normalmente no haces deporte, y por circunstancias empiezas a practicar ejercicio físico, es habitual que notes que tu cuerpo de manera natural te pida que bebas más agua. A través de la sed tu organismo avisa de que es preciso tomar más agua. Si haces deporte y eliminas mucha agua de tu cuerpo a través del sudor, deberás compensar la pérdida de líquidos tomando más agua. Un cambio en tu dieta también puede tener implicaciones en tus necesidades de tomar agua. Si tomas alimentos salados o muy condimentados está claro que te provocarán sed. Al contrario, si por prescripción médica haces una dieta baja o pobre en sal, notarás que tienes muchísima menos sed.
Los cambios de temperatura y de estación
A lo largo del año, también puede ser que cambien tus necesidades de tomar agua. Si vives en un lugar donde hay una gran diferencia entre las temperaturas del invierno y del verano, verás que hay un gran cambio en tus necesidades de hidratarte. Siempre que notes un cambio grande en tus necesidades de hidratarte, deberías preguntarte si estás haciendo algo que te provoca sed. Si los motivos entran dentro de lo razonable, no deberías preocuparte demasiado. No obstante, a veces los cambios no obedecen a razones tan claras. Es ahí cuando debes conocer el criterio de un médico.
Y es que en ocasiones te preguntas que da sed y los motivos no son tan evidentes. Por ejemplo, puede ser que estés tomando un medicamento cuyos efectos secundarios son, por ejemplo, un incremento en la sensación de sed. Debes consultar con tu médico y leer el prospecto de los medicamentos que tomas. Algunos fármacos diuréticos, anticolinérgicos, etc… pueden dar sequedad de boca. Hay que conocer los efectos secundarios de los medicamentos.
Otras veces, un exceso de sed puede ser señal de cosas mucho más graves, como por ejemplo la diabetes, insuficiencias renales, insuficiencias cardíacas, insuficiencias hepáticas, etc…. En estos casos es conveniente ponerse en manos de profesionales, que sabrán atendernos e identificar qué nos provoca la sed. Lo importante es que el médico nos pueda realizar las pruebas correspondientes para determinar cuál es el verdadero motivo de este cambio en nuestra sensación de sed.
Acude al médico ante cualquier duda
En general, deberíamos preocuparnos cuando no encontramos los motivos para determinar qué nos provoca la sed. Si la sed es continua e inexplicada deberías ir inmediatamente al médico. En ocasiones los síntomas de gravedad son mucho más evidentes. Si el exceso de sed va acompañado de otros síntomas como la visión borrosa o la fatiga, deberíamos preocuparnos seriamente.
Otra de las razones por las que en ocasiones tenemos más sed de lo normal es una pérdida excesiva de líquidos vía orina. Si nos sucede esto, debemos visitar con urgencia al médico y exponerle nuestra situación para que determine -con todos los datos en la mano- cuál puede ser el origen de nuestro exceso de sed.