El agua es vida y el componente principal del cuerpo humano es el agua. La importancia del agua está fuera de toda duda. El agua es salud, y si el agua es el componente número uno de nuestro cuerpo, la que bebemos cada día tiene que ser de la máxima calidad posible. No todas las personas pueden disfrutar de agua de calidad con el simple gesto de abrir el grifo. Hay zonas geográficas del planeta, e incluso de España, en las que la calidad del agua deja bastante que desear y hay que recurrir a soluciones como los descalcificadores o equipos de ósmosis inversa para corregir los excesos de dureza en el primer caso o de la presencia de impurezas que afectan al sabor en el caso del segundo.
La importancia del agua para el ser humano está fuera de toda duda, y así lo avalan todos los estudios académicos y científicos. Eso es así para cualquier persona independientemente de la edad que tenga, pero en el caso de la tercera edad es especialmente fundamental beber la cantidad suficiente de agua al día, y que ésta sea de calidad para ayudar en la prevención de enfermedades.
A lo largo de nuestra vida, y a medida que envejecemos, vamos perdiendo agua en nuestro cuerpo. De ahí la importancia del agua y de hidratarnos, sobre todo a medida que vamos envejeciendo. Un niño o un joven tiene un 80% de agua, mientras que cuando llega a la vejez el porcentaje baja hasta el 60% en el caso de los hombres y hasta el 50% en el caso de las mujeres. Hay que contarrestar esta pérdida de agua con una mayor ingesta de agua, más allá de que en ocasiones no tengamos sed ni veamos que sea necesario hidratarnos.
Beber poca agua provoca grandes desajustes en el organismo
La importancia del agua es fundamental también para el buen funcionamiento de determinados órganos, en especial de los riñones, que son vitales para la desintoxicación y la depuración del organismo.
En los riñones se eliminan las toxinas y aquellas sustancias de desecho que el cuerpo no precisa y es necesario exterminar. Los riñones necesitan del agua para poder funcionar bien y realizar así una de las funciones más importantes: realizar el filtrado de la sangre, y además permitir que el sistema urinario realice su función. Otras funciones de los riñones son la regulación de la tensión arterial y del equilibrio hidrosalino, además de la producción de glóbulos rojos en la sangre.
Beber agua es de especial importancia para mantener la función renal, como hemos visto, pero también para que no tengamos estreñimiento, y para lograr equilibrar la temperatura corporal, entre otras cuestiones. En los últimos años hemos visto que, en épocas veraniegas en las que ha habido olas de calor en toda Europa, uno de los colectivos que más ha sufrido las consecuencias de las altas temperatura ha sido el de la tercera edad. Se trata de un colectivo vulnerable. En estos casos siempre se recomienda que aumenten el consumo de agua para evitar los desmayos.
Repartir el consumo del agua durante todo el día
Es importante beber agua durante todo el día, y no centrar el consumo sólo en determinadas franjas horarias. En el caso de la tercera edad, los médicos recomiendan repartir la ingesta durante toda la jornada, poniendo especial énfasis en las horas del desayuno, de la comida, de la merienda y de la cena. Entre medio de cada una de estas comidas seria conveniente tomar otro vaso de agua. También se puede reemplazar alguno de los vasos de agua por infusiones o zumos naturales de fruta.
Y es que los médicos indican claramente que en el caso de las personas de la tercera edad, en muchas ocasiones su mecanismo para regular la temperatura está deteriorado, y por consiguiente, se suele perder la sensación de sed y se bebe menos. Los ancianos tienen, por lo general, un sistema inmunológico debilitado, ya que tienen menos defensas. Además, eventualmente, a causa de la edad, pueden tener mayor disposición a sufrir enfermedades o tener capacidades limitadas que, si están asociadas a un consumo pequeño de agua, pueden agravarse.
Además de en la tercera edad, hay otros grupos de edad en los que un consumo pequeño de agua puede suponer un gran problema. Estamos hablando por un lado de los niños, y por otro lado, de las mujeres embarazadas o en período de lactancia. Pero más allá de beber agua, hay que tener en cuenta la importancia de que el agua sea de la máxima calidad posible. En este sentido, tenemos que conocer los inconvenientes que supone tener un agua excesivamente dura.
La importancia de beber agua de la máxima calidad posible
La cal es un problema no sólo para los electrodomésticos y para el hogar, sino que también tiene consecuencias negativas para la salud y el bienestar. Un agua con un contenido excesivo de cal en su composición así como en magnesio sabe peor que un agua que sea más ligera. El agua dura es nociva para la piel, y está asociada a los casos de piel atópica. Un agua con un nivel excesivo de cal también afecta negativamente al brillo de la piel y del cabello.
No obstante, un agua que sea muy blanda, es decir, con un contenido bajo en calcio y magnesio, tampoco es la más adecuada para la salud. Idealmente deberíamos tener en casa agua equilibrada, ni dura ni blanda, y para ello tenemos a nuestra disposición equipos como los descalcificadores y los equipos de ósmosis, que son ideales para eliminar minerales y elementos disueltos del agua.